sábado, 17 de abril de 2010

Macrocosmos y microcosmos, opus magnum y opus parvum en Giegerich


“La vida del alma, la dimensión en que toman lugar los cambios sintácticos o lógicos, se olvidan cuando se cae en el plano personal. Como también el proceso de individuación personal de Jung, el psicoanálisis tiene su lugar (e importancia) sólo en la esfera privada, en el opus parvum, pero no tienen ninguna importancia fuera de éste contexto.” Wolfgang Giegerich en Respuesta a las Respuestas de Mogenson, Miller, Beebe y Pulver.


Es por ello que en una clase pasada sostuve que Giegerich es el primero de toda la corriente de psicología profunda, y posiblemente de todo el pensamiento psicológico desde los griegos hasta ahora, que rompe con la analogía macrocosmos-microcosmos. Para todos los otros psicólogos, el proceso del individuo es correspondiente al proceso de la cultura. Y ni hablar de Jung, que creía que el proceso de individuación personal salvaba al mundo, y que ser tú mismo te llevaba a “conectar” con el mundo a gran escala. En Jung lo individual y lo colectivo están unidos. Pero ya el mismo Freud, al hablar del mecanismo de la represión personal aludía a una fase cultural que es la rebelión contra el padre, que cada uno de nosotros ha de afrontar individualmente, es decir, el individuo vive en analogía con el proceso de la cultura y "la humanidad". Pero en Giegerich, por primera vez en el pensamiento psicológico, el proceso microcósmico no tiene nada que ver y deja intocado el proceso macrocósmico. Son dos cosas distintas. Claro que están ligadas, en el sentido de que el macrocosmos, el alma, que ya no tiene nada que ver con el proceso subjetivo, necesita ser reconocida por la consciencia humana, porque si no, permanece desalmada, literalizada, ciega fuerza sin interioridad. Requiere que la consciencia humana reconozca que está identificada con los hechos, pero que no es los hechos, liberando al Mercurio atrapado en la materia. De la misma manera en que la conciencia individual, a pesar de que no tiene nada que ver con ello, tiene que reconocerse como “contenida” e insertada en la sintaxis del mundo mismo, que permite la semántica personal, está empotrada en la sintaxis del alma del mundo. Pero no es que mi proceso personal modifique o afecte en algo el proceso de la sintaxis lógica, ni que el proceso de esta sintaxis o vida lógica del “alma” equivalga al proceso personal; pero es cierto que el proceso exterior al individuo, si no es reflejado interiormente, permanece “sin alma”, y el proceso personal si no es coherente con este otro, permanece puro proyecto subjetivo y egoico. Por lo tanto, en lugar de ser idéntico el uno con el otro, la relación es urobórica, infinita y recursiva; no es que el uno y el otro sean lo mismo, sino que tienen que entrar en contacto siendo distintos y preservando la diferencia. 

(hago constar mi agradecimiento a Ale Bica, que me ha pasado estas transcripciones)


Para usar una imagen en analogía: una cosa es hablar de la estructura del edificio (Opus Magnum) y otra muy diferente es hablar de la decoración de una vivienda de ese edificio (Opus Parvum).  Si bien los cambios estructurales afectan a las viviendas particulares, los cambios en estas viviendas dejan intacta la estructura del edificio.


Es desde esta perspectiva (la relación entre "subjetivo" y "objetivo", entre "singular" y "universal" -categorías que ya Hegel plantea dialécticamente- ) que vale la pena recordar el artículo "El Universal Singular y la “irrelevantificación” de W. Giegerich”, publicado anteriormente en este blog, así como su brillante artículoEl error básico de la psicología de la oposición entre “individual” y “colectivo”: reflexiones sobre el Magnum Opus del Alma hoy”