jueves, 25 de febrero de 2010

Entrevista a Wolfgang Giegerich, segunda parte


En esta clase dada, por Enrique Eskenazi en la Librería Sto. Domingo el 24 de febrero 2010, se continúa con la traducción y el comentario de una entrevista a Wolfgang Giegerich, que acaba de publicarse en "Living with Jung. 'Enterviews' with Jungian Analysts, vol. 3"  (Viviendo con Jung. Entre-vistas con Analistas Junguianos, vol. 3) de Robert y Janis Henderson, New Orleans, LA (Spring Journal Books).  También en la clase se responden a algunas dudas que tienen miembros del grupo con algunos aspectos del pensamiento de Giegerich y se tocan temas como "el alma" como sujeto y no como sustancia, la tecnología y el alma, el opus magnum del alma y la terapia, Dios (los dioses) y el alma, la dificultad de entender a Giegerich y la psicología

Puede escucharse esta clase, picando aquí.

sábado, 20 de febrero de 2010

El psicólogo como predicador del arrepentimiento


y como evangelizador"

Este es el título de un reciente artículo (octubre 2009) de Wolfgang Giegerich, que puede leerse picando el siguiente enlace

En este brillante artículo, que ataca no sólo a una psicología (?) ideológica basada en expectativas de salvación, compromiso, participación en la resolución de los grandes problemas, etc., así como a los lemasl kitsch, tan de moda, de la eco-psiclogía o psicología ecológica. Además de ello Giegerich muestra cómo una psicología "con alma" está libre de toda implicación egoica y de toda pretensión de "corregir" y/o "mejorar".

Entre otras cosas, Giegerich escribe:

"Aunque el propio Jung no siempre está libre del impulso a salvar el mundo, sin embargo, expresó la actitud psicológica muy claramente cuando dijo, “deseamos ver el mundo tal como es y dejar las cosas en paz. No queremos cambiar nada. El mundo está bien tal como es.” (CW 18 § 278). El mundo está bien tal como es, incluso ante el derretimiento del hielo y otros posibles desastres. Esta afirmación sobre la bondad del mundo no es ni un signo de ceguera total hacia la enfermedad, la miseria, los peligros, todo lo que está mal en el mundo, ni un dogma religioso o una afirmación metafísica, sino simplemente una articulación del principio psicológico, psicoterapéutico, metodológico, así como ético, de dejar las cosas en paz, abstenerse de inmiscuirse en el proceso entrometiéndonos con nuestras normas morales, recetas, deseos o activismo. Así como el zapatero debe dedicarse a sus zapatos, el psicólogo debe dejar que el alma haga su propio trabajo, ya sea patologizando o curando una patología. Esa máxima de Jung aplicada también al trabajo en la sala de consulta se realza en su repetida narración de que, cuando los pacientes angustiados le preguntaban qué tenían que hacer, él solía contestar que tampoco lo sabía y que lo único que podían hacer era mirar y atender los sueños. El psicólogo no es un arreglador de entuertos, ni un político, un técnico, un ingeniero social, ni un sanador ni salvador, un educador o un reformador, no es un bienhechor. Es sólo un “cuidadoso observador” y servidor a los productos y procesos del alma, sin un programa particular de salvación.

Sólo el ego quiere soluciones. Sólo el ego puede pensar que nosotros tenemos o debemos desarrollar rituales. Un psicólogo sabe que los verdaderos rituales tienen que venir del alma, de la psique objetiva, a fin de que sean rituales en primer lugar. Al igual que los dioses, los rituales no están hechos por nosotros, no son invenciones nuestras. ¿Y cómo podríamos desarrollar rituales, si su propósito es primeramente hacer sitio para lo que es la condición a priori de la posibilidad misma de los rituales, es decir, la conexión perdida? Una petitio principii. Sin la cópula entre los opuestos, sin la conexión viva real entre lo sensible y lo nocional, cualquier pretendido ritual sólo podía ser una ego ceremonia vacía. Sin embargo, para Romanyshyn nosotros tenemos que hacer esta conexión. “El derretimiento del hielo es un síntoma que requiere una vez más atravesemos el bache entre adentro y afuera.” Pero los puentes del alma no se pueden fabricar. Son puentes lógicos. Y si no existen para nosotros, como es el caso en la modernidad, entonces todos nuestros intentos de reducir la brecha son acrobacias improductivas a un lado de ella. Un Pontifex maximus sólo puede construir puentes que ya existan lógicamente y que le permitan estar lógicamente en ambos lados a la vez.

Tendríamos que”, “no puede haber solución sin”: retóricamente formas suaves de expresar un mandamiento, un “Tú debes”. Aquí está hablando el ego; y este ego, con su exigencia de un cambio radical, también constela sólo al ego en el lector y a él le habla; y además intenta imponer su propio programa egoico en este último, del mismo modo que surgió de una emoción egoica (la angustia) y enfocó su tema con ego-moralismo. Esta postura es puro ego, un ego completamente envuelto en sí mismo. El alma aquí no figura. En todos los aspectos esto es lo opuesto mismo de la postura de la psicología: la psicología como la escucha cuidadosa del habla del alma a sí misma sobre sí misma y sólo por su propio interés (no a nosotros y sobre nosotros o sobre el mundo y por nuestro bien, nuestra mejora.) “En los mitos y cuentos de hadas, como en los sueños, el alma habla acerca de sí misma, y los arquetipos se revelan en su interacción natural, como ‘formación, transformación / eterna recreación de la Mente eterna’” (CW 9i § 400, traducción modificada)."

Puede leerse todo el artículo picando aquí.

jueves, 18 de febrero de 2010

Entrevista a Wolfgang Giegerich


La primicia en esta clase dada por E. Eskenazi en la  Librería Sto. Domingo, Barcelona, 17 de febrero 2010, es la traducción y comentario de una entrevista a Wolfgang Giegerich, que acaba de publicarse en "Living with Jung. 'Enterviews' with Jungian Analysts, vol. 3"  (Viviendo con Jung. Entre-vistas con Analistas Junguianos, vol. 3) de Robert y Janis Henderson, New Orleans, LA (Spring Journal Books). 

La entrevista, aunque publicada en este mes, es de 2006/07, y en ella se describe, entre otras cosas, el itinerario intelectual de Giegerich; contiene también interesantes y agudas preguntas sobre su pensamiento, a las cuales Giegerich responde intentando exponer sus ideas con máxima claridad.


Puede escucharse la clase picando aquí




domingo, 14 de febrero de 2010

Realidad Virtual: verdad y simulación

A partir de Google Earth ha surgido un proyecto aún más ambicioso (Google Liquid Galaxy) que ya permite viajar virtualmente por todo el planeta, incluyendo alguna incursión suboceánica:



La “realidad” virtual pone en cuestión justamente qué sea “real” , la noción misma de “realidad” y, con ello, la noción misma de “verdad”. Simulación (en el sentido de un “simulador de vuelo”) y realidad, realidad simulada, simulación real...

Ya en 1998, en su "The Soul's Logical Life” (La Vida Lógica del Alma), Wolfgang Giegerich escribía (mi traducción):
“Es precisamente en esta era la psicología la que tiene como tarea ofrecer un asilo a la presencia real de la noción de verdad. Todo lo demás parece haber abandonado la verdad; las ciencias por supuesto y por definición, pero también la teología, la psicología personalista, el esoterismo New Age, el post-modernismo, el fundamentalismo, incluso el arte y la filosofía, cada uno de modos y en aspectos muy diferentes. Porque en nuestro mundo moderno se siente dolorosamente la desintegración de todos los valores y la disminudión de la cohesión social, generalmente parece que no haya mejor respuesta a esta desintegración que hacer una de dos cosas: o bien se busca refugio en posiciones fundamentalistas reaccionarias, apuntalándolas o defendiendo esos dogmas sin vida, reemplazando su antigua verdad viviente con el propio fanatismo subjetivo, o se intenta revitalizar la disciplina filosófica de la ética y crear todo tipo de institutos nuevos para la investigación ética, sin advertir que la ética no sirve de nada a menos que esté respaldada y autorizada por una respuesta real a la cuestión de la verdad... Pero esta era no quiere la verdad. Aparte de la ganancia rápida y el máximo beneficio, quiere una avalancha de: información, imágenes, estímulos, sentimientos, acontecimientos (happenings), y por supuesto procesos automatizados. Nuestra era disfruta “deconstruyendo” sistemáticamente toda nuestra tradición metafísica (“logocéntrica”) y nuestra herencia cultural a medida que avanza felizmente hacia la “realidad virtual”, que es una realidad absolutamente vallada, porque está absolutemente libre (desprovista) de verdad.”

jueves, 11 de febrero de 2010

La fuerza del pensamiento: Heidegger y Giegerich


Esta es una reelaboración de la nota colgada en este blog el 1 de mayo de 2009.

En un pasaje de su profunda, compleja y voluminosa obra sobre Nietzsche(1), Martín Heidegger hace la siguiente observación (mi traducción):

“¿Cómo puede un pensamiento (una idea) poseer fuerza determinativa? “¡Ideas!” ¿Cómo cosas tan volátiles van a ser centro de gravedad? Por el contrario, ¿no es acaso determinante para el hombre justamente lo que se agolpa a su alrededor, sus circunstancias -por ejemplo, su alimento? Recordad la famosa sentencia de Feuerbach: “El hombre es lo que come”. ¿Y, junto con el alimento, la localidad? Recordad las enseñanzas de los sociólogos clásicos ingleses y franceses respecto al milieu- que significa tanto la atmósfera general como el orden social. ¡Pero los “pensamientos” no, ni con la mejor voluntad!
A todo ésto Nietzsche respondería que es precisamente una cuestión de ideas, puesto que éstas determinan al hombre aún más que aquellas otras cosas; ellas solas le determinan con respecto a esos mismos alimentos, con respecto a su localidad, a su atmósfera y su orden social. En el “pensamiento” se hace la decisión respecto a si los hombre y las mujeres adoptarán y mantendrán precisamente estas circunstancias o si elegirán otras; si aún interpretarán las circunstancias escogidas de este modo o de este otro; si bajo este o aquel conjunto de condiciones pueden o no hacerse cargo de tales circunstancias. El hecho de que tales decisiones con frecuencia se desplomen en la irreflexión (carencia de pensamiento) no testimonia 
contra el dominio del pensamiento, sino a favor suyo. Tomado por sí mismo, elmilieu no explica nada; no hay milieu en sí mismo. En este sentido Nietzsche escribe (en La Voluntad de Poder, 70; de los años 1885-86): “Contra la doctrina de la influencia del milieu y de las causas extrínsecas: la fuerza interior es infinitamente superior”.
La más 
intrínseca de las “fuerzas interiores” son las ideas.” (ps. 22-23)

O, dicho de una manera aún más clara: 
la más interna de las fuerzas internas es el pensamiento, la idea. Naturalmente, no se trata aquí de “mis pensamientos” o “tuspensamientos”, “mis ideas” o “tus ideas”, sino de LA IDEA que se abre camino, aún a través de la pobreza o incluso ausencia de pensamientos- se abre camino no sólo en el ser humano, en la realidad colectiva, sino en el mundo mismo. Es a esta idea a lo que Wolfgang Giegerich llama “la vida lógica del alma”.

De ahí que en su obra fundamental, lamentablemente no traducida al castellano, “The Soul's Logical Life” (La Vida Lógica del Alma), Giegerich escriba, jugando con una afirmación del gran filósofo del siglo XVIII, el obispo Berkeley:

“El lema del obispo Berkeley que encabeza todo este capítulo, “el alma siempre piensa” tiene naturalmente un significado específico en el contexto de la filosofía de Berkeley. Peo aquí quiero de algún modo transplantar el enunciado de su propio contexto nativo... Lo que puedan haber significado "alma" y "piensa" para Berkeley y en el contexto más amplio del pensamiento del siglo XVIII no es lo que aquí nos interesa. Tomando este dicho tal como suena, no debiéramos leerlo como una descripción del acto empírico o una conducta realizada por alguna cosa llamada “alma”. Debiéramos leerlo filosóficamente, como un “enunciado especulativo” en el sentido de Hegel.  Si alma siempre piensa, ésto nos dice que su misma naturaleza es el pensamiento (pensar). Pensar no es una ocupación ocasional entre otras varias. El alma existe en tanto que pensamiento.... No puede separarse la existencia del alma de su pensamiento, en otras palabras: no puede comenzarse con la idea de un alma que primero de todo existe y que luego también piensa ocasionalmente.
Aquí topamos con un problema que tiene mala prensa especialmente en el pensamiento psicológico. Tanto dentro como fuera de la psicología, es muy raro en nuestro tiempo el conocimiento de lo que sean el pensamiento y la experiencia efectiva del pensamiento real.  Sin embargo (o precisamente por ésto) la mayor parte de la gente siente que ya sabe lo que es pensamiento. Lo confunden con su propia idea abstracta y muerta de ello, lo juzgan sobre la base de las meras actividades de su ego en sus raros esfuerzos por pensar.  En estos prejuicios el pensamiento se ve como lo opuesto de "sentir" e "imaginar", así como de "cuerpo" e "instinto" y se lo despacha como perteneciente a la "torre de marfil".  Hay que dejar estos prejuicios, ya que sería una ilusión esperar disiparlos. Sería más difícil explicar a tales gentes lo que el pensamiento es,  que explicarle a un ciego lo que es "rojo" o "azul", o a un psicópata lo que es la mala conciencia: estos últimos al menos saben que no saben. Los junguianos tienen además una dificultad adicional: tienden a entender el pensamiento como una de las cuatro “funciones” de orientación en el sentido escindido y positivizante de la tipología de Jung -una terrible reducción y dilución. Puede bastar aquí con apuntar a la dimensión en la que debe buscarse el pensamiento, afirmando que es el pensamiento lo que le da la verdad que tienen a un templo griego, a la música de Bach o de Mozart, a las grandes obras de la literatura y la pintura.  Nunca puede acentuarse lo suficiente: el pensamiento no es una “función”, aun cuando lo que Jung llamó “función pensamiento” sea por supuesto un momento en el pensamiento explícito y desarrollado. El pensamiento es la quintaesencia de las cuatro funciones y está más allá de ellas. Es la ruptura del nivel de las funciones psicológicas particulares hacia el nivel enteramente diferente de la lógica o del Concepto... El pensamiento es lo que requirit totum hominem (2), presupone “al hombre entero” que aún no está escindido en talentos y facultades separadas.  (El pensamiento) es las funciones positivizadas subladas -sublimadas (sentimiento sublado-sublimado/ imaginación sublada-sublimada/ deseo sublado-sublimado, instinto sublado-sublimado o superado, etc.). Básicamente, el pensamiento es la apertura del alma (o del "hombre entero”) a lo que es, la capacidad de expresar y responder a la verdad de la era (3).... Lo que pensamiento quiere decir en este contexto no es por tanto pensamiento abstracto, sino pensamiento viviente, mejor aún: movimiento lógico, vida lógica”.  


(1) M. Heidegger, 
Nietzschetranslated by David Farrell Krell, ed. Haper Collins, 1991
(3) formulación alquímica citada frecuentemente por Jung: (el Arte) requiere la totalidad del hombre.
(3) De acuerdo con Hegel, “La filosofía es su propia era comprendida en pensamiento” (Prefacio a Filosofía del Derecho)