domingo, 9 de marzo de 2008

F. Nietzsche: Ecce Homo

Con ocasión de las inminentes “Reflexiones sobre el Alma” acabo de subir a la web del Centro el texto de Nietzsche, “Ecce Homo” escrito en 1888, pocos meses antes del fin de su carrera. Podemos encontrar en sus palabras la anticipación de ideas que originarán la psicología profunda, y una filosofía “de la sospecha” que arrojará su sombra a lo largo del siglo XX.
En él podemos leer:

Lo ultimo que yo querría prometer seria hacer mejor a la humanidad. Yo no he de levantar nuevos ídolos. Derribar ídolos es mi deber principal.

Se ha quitado su valor a la realidad, se ha quitado su sentido, su veracidad, en la medida en que se ha inventado un falso mundo ideal... El mundo real y el mundo aparente; Esto significa: el mundo inventado y la realidad... La mentira del ideal ha sido la humanidad misma la que ha falsificado y viciado hasta en sus más profundos instintos.

Desde el punto de vista moral: el amor al prójimo, la vida al servicio de los demás y de otra causa, puede llegar a ser medidas de seguridad para conservar el más resistente egoísmo. Este es el caso excepcional en que, contra mi regla y mi convicción, tomo partido por los instintos desinteresados: ellos trabajan aquí al servicio del egoísmo y de la disciplina personal.

Entre mis recuerdos no encuentro nunca el de haberme esforzado, no se encuentra en mi vida ninguna huella de lucha: yo soy todo lo contrario de una naturaleza heroica. Querer es una cosa, esforzarse por una cosa, tener por delante de los ojos un fin, un deseo, son cosas que yo no conozco por experiencia. En este mismo momento miro el porvenir, como se mira un mar en calma: ningún deseo lo encrespa.

De las cosas (entre ellas los libros) nadie puede comprender mas de lo que ya sabe. Carecemos de oídos para las cosas a las cuales no nos han dado aun acceso los acontecimientos de la vida.

El que cree haber entendido cualquier cosa de mí, se ha formado de mi una idea que responde a su imagen; con frecuencia se ha creído que yo soy lo contrario de lo que en realidad soy, por ejemplo, un idealista. El que no ha entendido nada de lo que yo digo, niega que yo deba ser tomado en consideración.

Quiero expresar una tesis sacada de mi código moral contra el vicio: la predicación de la castidad es una excitación publica a la contranaturaleza. Todo desprecio de la vida sexual, todo empacamiento de la misma con la noción de impureza, es un delito de lesa vida, es el verdadero pecado contra el espíritu santo de la vida.

Allí donde ustedes ven cosas ideales, yo veo cosas humanas, demasiadas humanas... Yo conozco mejor al hombre. Se descubre un espíritu implacable, que conoce todos los escondites en que se refugia el ideal, en que el ideal tiene sus rincones y, por decirlo así, su ultimo baluarte. Un espíritu que lleva una antorcha en la mano, pero cuya llama no vacila, proyecta una luz cruda en ese mundo subterráneo del ideal. Es la guerra, pero la guerra

...la psicología de la conciencia: esta no es, como podría creerse, la voz de dios en el hombre. Es el instinto de la crueldad que vuelve sus ojos al pasado, cuando ya no puede desahogarse exteriormente. La crueldad, considerada como uno de los más antiguos y necesarios fundamentos de la civilización, es aquí explicada por primera vez.

Pues el hombre prefiere la voluntad de la nada a la falta de voluntad en absoluto....