viernes, 28 de diciembre de 2007

Reflexiones psico-lógicas para acabar el año

Este ha sido para mí un año crítico en muchos sentidos, sobre todo por lo que respecta a ideas y orientaciones. Repasando los artículos publicados en este blog a lo largo del 2007, de enero hasta diciembre, puede advertirse un decurso, una marcha a través de ideas, idas y vueltas, dudas crecientes, un cuestionamiento cada vez más obstinado, un minar certezas para quedarse en el claro, en lo abierto del ya no saber; este dudar manifiesto en el ámbito psico-lógico (el logos de la psique: el discurso del alma, el decir de lo psíquico, el fundamento de lo imaginal, la vida lógica del alma) ha sido impulsado por el pensamiento de dos grandes psicólogos contemporáneos: James Hillman y Wolfgang Giegerich.

Pero también ha implicado un camino de retorno de la psico-logía a su fuente en la filosofía y, acaso, en la metafísica. De ahí que la crítica de la metafísica, tal como puede encontrarse en Nietzsche, Husserl o Heidegger (y en cada caso con notables peculiaridades) revierte en una crítica a la psicología actual, en especial a la psicología que se concibe a sí misma como "profunda", y que en muchos casos no es sino un profundo encubrimiento moral (Nietzsche), una esclavitud al objetivismo y el naturalismo de la ciencia (Husserl) y otra manifestación del olvido del ser y de la tipificación de la existencia en categorías de representación (Heidegger)

Es verdad que la psicología entendida como logos de la psique se halla seriamente amenazada por dos frentes: uno externo, representado por el positivismo imperante y que lleva a afirmaciones del calibre de "el alma está en el cerebro"; otro interno: la práctica de una psicología personalista, que pone la psique al servicio de los intereses de una supuesta (y presupuesta) "realidad" o "crecimiento", "adaptación", "efectividad", es decir: al servicio de objetivos y parámetros nada psico-lógicos o, peor aún, anti psico-lógicos.
Por muy opuestos que parezcan estos frentes, ambos coinciden en un resultado: la disolución de lo psico-lógico, ya sea en lo fisiológico (positivismo) o en lo científico/ social/moral/ideológico de un supuesto standard de "normalidad", de "curación", y de operatividad en “la realidad”. (De ahí mi inclusión de videos tales como “Fabricando el consenso” acerca de Chomsky, o las series de Adam Curtis: “El siglo del individualismo” y “La Trampa”)

Común a ambos enfoques es también un repudio de la historia, la aspiración a un enfoque a-histórico: el cerebro no tiene historia, y tampoco supuestamente "los arquetipos".

A ello se debe mi interés cada vez más acuciante en el tema de la historia, entendida como genealogía (Nietzsche), como hierofanía (Corbin) o como lucha ideológico-teológica (Walter Benjamin).

Y de ahí el énfasis en la convicción de Giegerich -que arraiga en una intuición de Jung rápidamente olvidada o ignorada por los "junguianos" al uso- de que el alma es objetividad (no objetividad científica, ni supuesta intersubjetividad, sino en tanto que "independiente del individuo humano", más allá de toda falacia antropológica)

Desde esta perspectiva resulta irrisorio (o lamentable) que los “psicólogos analíticos” sigan empeñados en ocuparse de cuentos de hadas o comentar y amplificar relatos infantiles. ¡Cómo para no obsesionarse con el complejo materno! Este no hacerse cargo de la historia, y del proceso histórico en el que el alma se halla empeñada ha sido denunciado con crudeza por Giegerich.

En una ocasión Hillman escribió: “El alma cambia. ¿Cambia la psicología?”

Lo que hoy pasa por psicología analítica ciertamente no cambia, sino que está estancado en una serie de dogmas y de condescendencia jerárquica institucionalizada. Es una “escuela”, una institución, y, por tanto ya no se piensa a Jung, sino que se lo toma como un estatuto. Ya no se psico-logiza... No es sorprendente que Hillman se viese forzado a renunciar del Instituto Jung de Zurich y abriera una brecha en un psico-logizar fuera de las escuelas y las instituciones. Y de la sala de consultas...

Giegerich por su parte ha llegado a reconocer el alma como movimiento, como “lógica” (en un sentido hegeliano y no “lógico-formal”)

Común a estos dos grandes psicólogos y psicó-logos es el hallazgo de que el alma “se hace”, por lo que están más allá de las falacias naturalistas y personalistas que permean completamente el ámbito psicológico contemporáneo. Este “hacerse” es, indudablemente, histórico.

En ambos casos, y más patentemente en Giegerich, se exige un cuestionamiento del lenguaje, de expresiones frecuentemente empleadas y raramente comprendidas como "cuerpo", "sentimiento", "psique", "realidad", "proyección", "ego", "inconsciente", "exterior", "interior", "colectivo", "arquetipo", y así sucesivamente. Terminología que la gran mayoría de los psicólogos usa alegremente y sin advertir que están enclavados en una colocación ideológica, metafísica y como siervos (ancillae) no sólo de la "física" (la ciencia), sino incluso de la "sociología".

El alma "se hace". Se hace además en la historia. Y la historia no es sólo "historia individual". La insistencia de Hillman de sacar la psicología de la consulta y abrirla al mundo ha pasado mayormente inadvertida por aquellos psicólogos que aún se aferran a profundizar en "los sentimientos", "las relaciones personales" y "la infancia". En el caso de Giegerich, esta apertura al mundo implica el reconocimiento de una "lógica" de la dinámica "mundial", que hoy es "global" o "globalización".

El alma se hace. Este hacer no es "personal", ni el hacer de un sujeto moral o una persona empírica. En todo caso, ese sujeto moral y la persona empírica son uno, y ciertamente no el más importante, de los haceres del alma.

Viendo la serie de artículos publicados aquí a lo largo del 2007, desde aquél Plotino & la psicología de enero de 2007 hasta el artículo sobre Husserl en diciembre, puede seguirse la pista de este derrotero que no es sino parte del intento de aprehender el hacerse del alma y de la psico-logía.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Jesus Camp: soldado de Dios

James Hillman escribió:
“En mi intimidad, temo al inconsciente cristiano porque, a diferencia del budismo o incluso del judaísmo, el cristianismo vive mitos deliberadamente, insistiendo en que no son mitos, y esto tiene terribles consecuencias paranoicas”

“Jesus Camp” (Campamento Jesús) es un documental de 2006, dirigido por Heidi Ewing y Rachel Grady, galardonado con diversos premios y nominado en 2007 al Oscar al mejor documental. Puede considerarse un documento sobre el fundamentalismo (que es una forma de literalismo extremo), sobre las sectas, y también sobre el adoctrinamiento (en este caso, infantil). Es un buen punto de partida para reflexionar acerca de la relación entre Estado y Religión (“recuperar América para Cristo”), sobre la diferencia entre “educación” y “adoctrinamiento” y sobre la política neoconservadora.

Se lo puede ver en versión original con subtítulos en castellano, picando aquí

viernes, 14 de diciembre de 2007

La Corporación. Instituciones o Psicópatas

La Corporación (2003) es un documental canadiense escrito por Joel Bakan, y dirigido por Mark Achbar y Jennifer Abbott. Es un enfoque crítico de la corporación moderna, considerándola como un tipo de persona y valorando su comportamiento respecto a la sociedad y el mundo como un psicólogo podría evaluar a una persona normal. Durante la filmación, Bakan escribió el libro The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power (La Corporación: la búsqueda patológica de ganancia y poder)

Este documental obtuvo 24 premios internacionales, 10 de ellos premios por elección del público, incluyendo el premio del público al mejor documental en el Festival de Sundance 2004 y puede verse en versión castellana picando aquí.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Husserl: Crisis de las ciencias & Lebenswelt (Mundo de la Vida)

Acabo de incluir entre las páginas de filosofía del Centro, el artículo de Jorge Novella Suárez (a quien agradezco nuevamente su amabilidad) titulado “Crisis de las ciencias, Lebenswelt y Teoría Crítica”

Como ya indica al comienzo el autor:
“Este artículo trata del significado y proyección de La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental; así como la recepción y valoración que de ésta obra póstuma de Husserl han hecho algunas figuras del Materialismo dialéctico y de la Teoría Crítica. El concepto de Lebenswelt o Mundo de la vida, la crítica a la concepción objetivista de la ciencia y sus implicaciones, la consideración de la Fenomenología como teoría tradicional, el filósofo como funcionario de la humanidad y la historia de la filosofía como lucha por el sentido del hombre son el hilo conductor de la exposición.”

Mi particular interés en este artículo (y en el pensamiento de Husserl en general) reside en su atinada descripción de lo que Husserl ya denunciaba como “falacia naturalista” y “falacia objetivista" -que implican el “psicologismo”- en el ámbito de las ciencias.
Como se recuerda en el artículo, Husserl ya insitía en que:

“... el hombre moderno se dejó, en la segunda mitad del siglo XIX, determinar y cegar por las ciencias positivas y por la prosperidad hecha posible por ellas, significó un desvío indiferente de las cuestiones que para la humanidad auténtica son las cuestiones decisivas. Meras ciencias de hechos forman meros hombres de hechos. (Blosse Tatsachenwissenschaftten machen blosse Tatsachenmenschen). Este cambio en el modo de estimar públicamente las ciencias era en particular inevitable después de la guerra, y, como es bien sabido, ha llegado poco a poco en la generación joven a un sentimiento de hostilidad. En la premura de nuestra vida - es lo que oímos por todas partes - esta ciencia no nos dice nada. Las cuestiones que ella excluye por principio son precisamente las cuestiones más candentes para nuestra desgraciada época por una humanidad abandonada a las conmociones del destino: estas son las cuestiones que se refieren al sentido o sinsentido de toda nuestra existencia humana”.

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En el artículo de J. Novella Suárez puede leerse, entre otras cosas, lo siguiente:

NATURALISMO Y OBJETIVISMO. LA CRÍTICA DE HUSSERL.
Combatir a estas dos formas de interpretar la realidad ha sido una constante de toda la obra de Husserl. Ya en La Filosofía como ciencia estricta, publicada en 1911, definía al Naturalismo como “una consecuencia del descubrimiento de la naturaleza considerada como unidad del ser espacio-temporal conforme a leyes naturales exactas”.

El Naturalismo hace un uso indiscriminado del método matemático, mediante él abstrae y selecciona la naturaleza considerando a lo abstraído como la realidad en sí y absoluta.
El peligro mayor del naturalismo está en la doble “naturalización” que efectúa:


1º) Naturalización de la conciencia, la considera como un hecho más de la naturaleza, la cosifica, lo que implica que la conciencia pierde su función primordial, que es mostrarnos el sentido de las ciencias y hacer evidente y completamente inteligible qué es la objetividad.

2º) Naturalización de las ideas, nos referimos a ellas como simples abstracciones de datos sensibles. El filósofo naturalista fracasa en su intento de dar una idea de lo que es filosofía, al hacer una interpretación excluyente de la ciencia. Sólo serán ciencias aquellas que se adecuen al proceder de la ciencia físico-matemática.

El Psicologismo, que tan duramente criticó en las Investigaciones Lógicas, es una consecuencia de este reduccionismo naturalista del que estamos hablando; pues consiste en
“La equiparación de las formaciones de juicio (naturalmente también de todas las formaciones semejantes de actos racionales en general) con fenómenos de la experiencia interna. Esta equiparación se funda en que dichas formaciones se presentan del acto mismo de la conciencia. Así, conceptos, juicios, deducciones, demostraciones, teorías serían acontecimientos psíquicos; y la lógica - como había dicho Stuart Mill - sería una parte o rama de la psicología. Justamente en esta concepción aparentemente tan esclarecedora, reside el psicologismo lógico”

El reduccionismo naturalista reduce los diferentes modos de ser de la realidad a uno: el ser fáctico físico-natural. Y es así como llega a ser Objetivismo (entendiendo por objeto lo real dado en el modo fáctico físico-natural).

El Objetivismo o Positivismo lo caracteriza Husserl del siguiente modo:
“la ciencia objetivista toma lo que en ella denomina el mundo objetivo por el universo de todo lo existente, sin considerar que la subjetividad creadora de la ciencia no puede hallar cabida en ninguna ciencia objetiva. Al que ha sido formado en la ciencia natural le parece evidente que todo lo meramente subjetivo debe ser eliminado”.

Es la alienación que padece lo subjetivo, mediante la cual se le cosifica, con lo que la subjetividad transcendental no se presenta como tal, como lo verdaderamente originario. Ha sucedido al revés, el sujeto se ha degradado en favor del objeto. Es la reducción de lo real a lo fáctico dado. La ciencia deviene un instrumento de opresión, ya que no tiene como tarea y finalidad el permitir la liberación, el desarrollo y el progreso del ser humano y la humanidad. Su verdadero y auténtico
telos.

Toda la “crisis de las ciencias” es producto del extrañamiento del racionalismo, subsumido por el Naturalismo y el Objetivismo; (“aberraciones del racionalismo” según nuestro autor), ambas interpretaciones son consecuencia de mantener una actitud natural frente al mundo y de aplicar a lo que Dilthey llamó “ciencias del espíritu“, la metodología y los esquemas de la ciencia natural.
Cuando Husserl quiere señalar los momentos originarios de la positivización de las ciencias, habla de Galileo y de Descartes. Ambos ejemplifican por sí solos el Naturalismo y el Objetivismo. La matematización de la naturaleza, realizada por el autor de Il Saggiatore, instaura el paradigma de la matemática como el lenguaje-modelo a seguir.

La geometría desarrollada por Galileo
“ha llegado a ser un medio para la técnica... en lo que está dirigida en la concepción y cumplimiento de su tarea: elaborar sistemáticamente un método de medida para la determinación objetiva de las formas, en una progresión constante en tanto que aproximación de las formas geométricas ideales, de las formas límites”. La matemática se convierte en el reino de un conocimiento que es verdaderamente objetivo, pues “el mundo concreto en su conjunto debe revelarse como un mundo objetivo matematizable”. Junto a Galileo, Descartes nos guía a su ideal de una ciencia única y universal, la mathesis universalis.

Husserl considera valiosísimo el punto de partida radical cartesiano, el
ego cogito; pero el modelo que quiere seguir Cartesio para estructurar esa ciencia es “la geometría, o más exactamente, la física- matemática. Este ideal ha ejercido durante siglos una influencia nefasta... de manera que ha sido adoptado por Descartes sin crítica previa, en sus Meditaciones se vuelve a ver también. A Descartes le parecía natural que la ciencia universal tuviera la forma de un sistema deductivo, sistema por el cual todo el edificio descansaría ordine geométrico sobre un fundamento axiomático sirviendo de base absoluta para la deducción”.

También Dilthey hace hincapié en el protagonismo de Galileo y Descartes como principales protagonistas de la consolidación de la ciencia natural moderna, consiguiendo que la mecánica sea una ciencia exacta. Además señala las implicaciones del triunfo de la ciencia natural, y añade, “A la introducción de la explicación mecánica de la naturaleza por Galileo y Descartes siguió, por tanto, inmediatamente la extensión de este modo de explicación al hombre y al Estado, por Hobbes y después por Spinoza”.

Si Husserl quiere buscar una alternativa a esa ciencia que se limita a enunciar hechos, tendrá que ser una ciencia normativa. De ahí que se cuestione si las distintas ciencias pudiesen comenzar su propia selección de hechos sin suponer y ejercer un saber previo relativo al sentido o esencia del objeto. ¿Existe un ámbito anterior a las construcciones y tematizaciones de las ciencias?

El autor de Experiencia y Juicio considera que la ciencia de la subjetividad transcendental estaría englobada dentro de las ciencias del espíritu. Estas, abarcan a todas las personas, configuraciones culturales y por consecuencia “engloba a la ciencia natural y la naturaleza en el sentido de una ciencia tal, la naturaleza como realidad”.

Frente a la teoría diltheyana de la concepción del mundo (Weltanschauung) sostiene Husserl la teoría de la ciencia del mundo (Weltwissenschaft).
A ese mundo sobre el cual se construyen las tematizaciones de las ciencias es al que Husserl llamó Lebenswelt o Mundo de la vida donde “la palabra vida no tiene aquí sentido fisiológico, significa vida que actúa conforme a fines, que crea formas espirituales: en el sentido más amplio, vida creadora de cultura, en la unidad de una historicidad”

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Estas dos falacias, objetivismo y naturalismo, campan a sus anchas en el tratamiento -cada vez más difundido y con mayor pedigree “científico”- de la psique como “cerebro” y el estudio de la memoria, la inteligencia, la imaginación y demás manifestaciones anímicas como simples “hechos neuronales” y “fisiológicos”, prescindiendo de lo que constituye justamente su dimensión propiamente psico-lógica: el contenido de (aquello que se presenta en) la memoria, la inteligencia, la imaginación, el sueño, el deseo, los “estados de ánimos”, y las “patologías”.

De ahí la importancia de recordar a Husserl y sus brillantes argumentos, en un tiempo en que pareciera que la “naturalización de la psique” no tuviera vuelta atrás. Husserl cuestiona si las distintas ciencias pudiesen comenzar su propia selección de hechos sin suponer y ejercer un saber previo relativo al sentido o esencia del objeto. ¿Existe un ámbito anterior a las construcciones y tematizaciones de las ciencias? Este es el ámbito que Husserl llamó Mundo de la Vida (Lebenswelt) y que en cierto sentido está tematizado en la reflexión de Heidegger que llevaría a afirmar que “la ciencia no piensa”

Para acabar, recuerdo una vez más la acertada frase de Husserl:
Meras ciencias de hechos forman meros hombres de hechos.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Psico-logía vs. “crecimiento personal” y otros buenos propósitos por “mejorar las cosas”

La psicología, en tanto que "logos" (discurso, lógica, decir) de la “psique”, seguramente tiene poco que ver con haces de neuronas, terminaciones nerviosas, localizaciones cerebrales y fórmulas bioquímicas. Pero ¿tiene acaso que ver con objetivos tales como “el crecimiento personal”, la “mejora en la cualidad de vida” o incluso con la “curación de los síntomas” o la “resolución de problemas y dificultades”?

Este parece ser el camino seguido por doctrinas tan diversas como la psicología gestaltica, los tratamientos conductistas, las diversas técnicas al estilo de la PNL, o las aún más dudosas y peligrosas como las “constelaciones familiares”. Lamentablemente, también parece ser el camino de la psicología junguiana oficial. Tales propuestas se alejan cada vez más de una vocación de “profundidad” y se afilian con una visión tecnológica de la realidad basada en la resolución de problemas, el control de las dificultades y la adaptación a un (no cuestionado) estilo de vida y/o “realidad”.

No fue así el comienzo del psicoanálisis y de la psicología llamada “profunda”. Ni es así para los pocos que se mantienen fieles a esta vocación. Por ejemplo, he aquí el comienzo de un artículo de 1996 de Wolfgang Giegerich:

El error básico de la psicología de la oposición entre 'individual' y 'colectivo': reflexiones sobre el Magnum Opus del Alma hoy (Publicado en Harvest: Journal for Jungian Studies, 1996. V. 42 nº 2, pp. 7-27)

No todo lo doloroso es verdad. Pero con frecuencia la verdad es dolorosa. Considero que la tarea de la psicología, del psicoanálisis, es tratar de producir y decir la verdad. Por supuesto, no sé si lo que escribiré aquí será de hecho la verdad; no soy yo quien deba decidirlo. Pero al menos sé que será doloroso.

Permitidme que comience con el lema de esta serie de lecciones, “La salvación de la propia alma consiste en la salvación del mundo”. Como autor de esta afirmación, podría tener derecho a someterla a una reflexión autocrítica. Y debo someterla a una reflexión crítica a fin de disipar desde el comienzo un posible malentendido respecto a mi posición básica, y una posible expectativa que la cita podría haber despertado respecto a la linea general de pensamiento de la siguiente exposición. Escuchando hoy esa frase, no estoy contento con la palabra “salvación” y la preocupación que ella expresa. Ciertamente, a pesar de los nuevos y estimulantes desarrollos en las ciencias y la tecnología, hay suficientes cosas en el mundo que provocan en nosotros un deseo de salvación del mundo: terrorismo, hambruna de millones, brutal injusticia social y represión política en muchas partes del mundo, guerras, millones de refugiados, desempleo, epidemias, la imbecilidad de gran parte del espectáculo televisivo, para mencionar sólo unas pocas vejaciones insoportables. Sin embargo, tal como lo veo hay dos problemas con la intención de salvación. Primero, la idea es grandiosa,¿no es hybris ya el hecho de jugar con la imaginaria de idea de salvar el mundo? ¿Quiénes somos para esperar ser capaces de contribuir de alguna manera a la salvación de algo, y nada menos que el mundo? Salvación, soteria, liberación, es un programa de un tipo demasiado grande, un programa adecuado exclusivamente para un sotér, un Salvador.

En segundo lugar, me parece que el proyecto de salvación contradice también el impulso mismo del psicoanálisis. Uno de los pacientes de Jung tuvo el sueño siguiente. Se le decía que descendiera en un foso lleno de material caliente y que se sumergiera en él. Obedeció, dejando tan sólo un hombro fuera del foso. Entonces Jung vino y la empujó del todo en el material caliente diciendo: “no fuera, sino a través”. Aniela Jaffé nos cuenta que cuando Jung relataba este sueño en un seminario, lo hacía con evidente placer (1). Este es un ejemplo simple y claro del impulso de la psicología profunda. El instinto psicológico ante una dificultad, una patología, un síntoma, en tanto es un instinto verdaderamente psicológico, no consiste en salirse de ello, ni en desear "corregirlo". El anhelo del alma es que la consciencia entre cada vez más profundamente en el problema, hasta el corazón mismo del asunto, no por un masoquismo enfermizo, sino para preservar la visión alquímica de que, para comenzar, la confusión en que nos hallamos es la materia prima a la que están dedicados el eros psicológico y toda la Obra. En este sentido, uno incluso podría decir que no es ni el mundo ni somos nosotros los que deben salvarse de la dificultad; al contrario, es el problema o la patología misma lo que debe salvarse o liberarse, en el sentido de la exigencia platónica de “sozein tà phainómena”, "salvar el fenómeno".

El sueño de la paciente de Jung muestra que la primera obligación del analista es con el opus, y no con los deseos de la persona empírica. Vemos que la inclinación del soñante en tanto que persona empírica o ego-personalidad es salirse del foso. Pero Jung no le tiende una mano auxiliar con este sueño. La idea implícita de psicoterapia que subyace tanto a este sueño como al deleite de Jung con él, es que la psicoterapia no es una profesión de ayuda en el sentido usual de la palabra. Su propósito no es corregir, curar, mejorar, ya sea el mundo o la gente individual. Tales intenciones son deseos subjetivos que surgen de nosotros como ego personalidades. Por supuesto, no hay nada malo con tales objetivos. Son muy naturales y muy humanos. Y con frecuencia la psicoterapia tiene de hecho un efecto curativo. Pero como ya el mismo Freud advirtió, el efecto curativo es un mero producto colateral (si bien deseable) del trabajo analítico, no su objetivo inmediato. El objetivo inmediato de la psicoterapia es el “análisis”, esto es, obtener conocimiento, hacer justicia a los fenómenos psicológicos penetrando en su núcleo más profundo y comprendiéndolos. Así, aunque los deseos de curarnos, de liberarnos de los síntomas, de mejorar y de crecer son legítimos intereses, no son las metas dadas para el proyecto llamado psicología o psicoterapia. Si, como dice el título de un libro, hemos tenido cien años de psicoterapia y el mundo va peor, ¿acaso había que esperar que fuera mejor? Y lo más importante, ¿sería tal expectativa una expectativa psicológica? No. La psicología no tiene que ver con mejorar el mundo, ni con la esperanza o con la desesperación. Tiene un trabajo que hacer. Este es su compromiso. Aquél que desee entrar en el campo de la psicología debe por ello cruzar un umbral, el umbral que separa nuestros sentimientos, necesidades y deseos de la intencionalidad “objetiva” que es propia de la psicología.

Esto es parte del artículo de Giegerich que estoy traduciendo, y que puede consultarse picando aquí

(1) Aniela Jaffé: Aus Leben und Werkstatt von C. G. Jung, Zurich & Stuttgart (Rascher) 1968, p. iii

martes, 4 de diciembre de 2007

2050. Demasiado tarde

Es el título de un documental del año 2005 sobre el cambio climático y su devastador impacto sobre la vida en el planeta. Hay que hacer notar que este documento es anterior al comunicado del Panel Intercontinental sobre el Cambio Climático que en febrero de 2007 alertó a la comunidad internacional sobre la gravedad del fenómeno.

El documental puede verse picando aquí

En la misma tesitura, es imprescindible conocer la película de Al GoreUna verdad incómoda” que puede verse en este enlace

domingo, 2 de diciembre de 2007

Fabricando el consenso (Noam Chomsky)

Documental canadiense (de Mark Achbar -coautor de La Corporación- y Peter Wintonick) de 1992 que expone las ideas de Noam Chomsky, activista político, lingüista e intelectual, basado en el libro de Chomsky: “Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media” (Fabricando el consenso: la economía política de los medios de comunicación).
En el documental se muestra cómo los medios, en tanto que instituciones regidas por el afán de ganancia, tienden a servir y apoyar los intereses de los grupos dominantes:

“En un estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla por la fuerza empleando porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio standard para hacerlo es mediante la propaganda (manufactura del consenso, creación de ilusiones necesarias), marginalizando al público en general o reduciéndolo a alguna forma de apatía”.

Puede verse la primera parte de este documental, subtitulado en castellano, picando aquí

Para escuchar (en inglés) la opinión de Chomsky sobre el 11 de septiembre de 2001 y el uso del terror como modo de control, picar aquí

Pueden encontrarse más declaraciones (en inglés) de este crítico pensador, en esta página