domingo, 7 de mayo de 2006

El secreto de la flor de oro


Acabo de publicar en la sección de artículos del Centro, la Introducción que C. G. Jung escribió al libro de alquimia chino "El secreto de la flor de oro".

En ella puede leerse "Más bien debe conmover simpáticamente al europeo ilustrado que en el Hui Ming King se diga: "Las figuras formadas por medio del fuego del espíritu son sólo colores y formas vacíos." Eso suena por entero a europeo y parece casar excelentemente con nuestra razón; en verdad, opinamos que debemos sentirnos halagados de haber alcanzado ya esas alturas de la claridad, pues parece uno haber dejado tras sí hace tiempo tales fantasmas de dioses. Pero lo que hemos superado son sólo los fantasmas de las palabras, no los hechos psíquicos que fueran responsables del nacimiento de los dioses. Estamos todavía exactamente tan poseídos por nuestros contenidos anímicos autónomos como si éstos fueran dioses. Ahora se los llama fobias, obsesiones, etc.; brevemente, síntomas neuróticos. Los dioses han pasado a ser enfermedades, y Zeus no rige más el Olimpo, sino el plexus solaris y ocasiona curiosidades para la consulta médica, o perturba el cerebro de políticos y periodistas quienes, involuntariamente, desencadenan epidemias psíquicas"

Alrededor de este texto versará la conferencia para todo público que daré el próximo miércoles 10 de mayo a las 20:30 horas

Enrique