sábado, 1 de abril de 2006

Las virtudes de la cautela (James Hillman)


Acabo de traducir y publicar el artículo de James Hillman: "Las virtudes de la cautela".
En él puede leerse:
"Si despertáramos nuestros sentidos de su entumecimiento psíquico, de su anestesia, muchos de los productos y programas, y el mismo río del tiempo, acelerado en su curso por los poderes que rigen los gobiernos, los economistas, las corporaciones, los medios de comunicación y las industrias, se retardarían lo suficiente como para colarse por otros canales que aún no han sido regados y por ello nunca han tenido una oportunidad para florecer.
La anestesia parece necesaria para la fortaleza heroica. Como un caballo intermitente, con ojos puestos sólo en el premio, se abalanza presuroso hacia la fealdad -el mismo mundo que ha construido. Si se despertaran nuestras respuestas estéticas, no necesitaríamos las advertencias implicadas por el principio de precaución -ni las advertencias de Hipócrates ni los presagios socráticos. La respuesta estética humana individual alteraría el curso mismo de la historia y la forma de las cosas en medio de las que vivimos. Nuestras narices también, y nuestros ojos y oídos, son instrumentos políticos, protestadores. Una respuesta estética es una acción política. Como el daimon de Sócrates que indica sólo lo que no hacer, también sabemos instintivamente, estéticamente, cuando un pescado huele mal, cuando se ofende al sentido de la belleza. Hacernos cargo de estos momentos -y estos momentos ocurren cada día, dentro de cada asfixiante edificio de oficinas, sentados en sillas cojeantes, inundados por ruido insensible y alimentados con comida industrial- hacernos cargo de nuestras respuestas, estas reverberaciones estéticas de verdad en el alma, podría ser el acto cívico primario del ciudadano, el origen de la cautela y del mismo principio cautelar con su advertencia de detenerse, mirar y escuchar"

Así continúo con la traducción y edición de artículos y conferencias de James Hillman


Un saludo
Enrique